Al comenzar la Cuaresma, tiempo penitencial para los católicos, vemos como infinidad de personas, quizás algunas que hace mucho tiempo no han acudido a la iglesia, se forman en largas filas para que les marquen la frente con una cruz de ceniza bendecida.

Llegan, reciben la ceniza y se van... personas buenas, almas cándidas, que siguen una tradición que tiene caracter de ritual al que pudiera caber algo de mágico y que por nada del mundo dejarian de pasar esa fecha sin llevar en su frente la huella de la ceniza.

Cosa buena es que esta tradición del Miércoles de Ceniza esté tan arraigada en el corazón de los fieles católicos. Quizás todos los que estén en la fila sepan lo que es y lo que significa; quizás todos vayan meditando-ya que de eso se trata-sobre el punto de que " polvo somos y en polvo nos convertiremos".

Quizás todos deseemos empezar la Cuaresma con un acto de humildad y pidiendo perdón por nuestros pecados.

Que así sea.